Diez pasos para adaptarse a la perdida

(Neimeyer, 2007)

Aunque no existe una receta mágica para afrontar la pérdida, a continuación se mencionan diez sugerencias prácticas para afrontar las muchas pérdidas que la vida trae.

Tomarse en serio las pequeñas pérdidas: Dedicando tiempo a mostrar preocupación por pequeñas pérdidas, se da oportunidad para “ensayar” la adaptación a las pérdidas más importantes que se presentaran durante el transcurso de la vida.
Tomarse tiempo para sentir: Es importante encontrar momentos de tranquilidad para estar solos y sin distracciones. El escribir (puede ser a través de un diario) sobre las experiencias y reflexiones en momentos de cambios, puede ser una forma de mejorar la sensación de alivio y comprensión.
Encontrar formas sanas de descargar el estrés: Prácticamente cualquier tipo de transición es estresante, buscar formas constructivas de dominar este estrés, ya sea a través de la actividad, el ejercicio, la relajación o la oración.
Dar sentido a la pérdida: En lugar de intentar quitar de la cabeza cualquier pensamiento sobre la pérdida, es mejor permitir que estos pensamientos se expresen, ya que si se intenta desterrar las imágenes dolorosas solo se les da más poder.
Confiar en alguien: Encontrar personas que pueden ser familiares, amigos, religiosos o terapeutas; a las que pueda explicarles por lo que está pasando sin que ellos interrumpan, es decir, que realmente escuchen. Es importante aceptar los gestos de apoyo y los oídos dispuestos a escuchar.
Dejar a un lado la necesidad de controlar a los demás: Respetar otras maneras y el ritmo de elaborar el duelo de otras personas afectadas por la pérdida. Es imprescindible no obligar a otras personas a adaptarse al camino propio para vivir el dolor.
Ritualizar la pérdida de un modo que tenga sentido: Es necesario preparar un ritual, ceremonia, acciones y/o expresiones que satisfagan las propias necesidades de duelo. Existen muchas maneras creativas de honrar las pérdidas, esto depende de las creencias de la persona.
No resistirse al cambio: El recibir los cambios que conllevan la pérdida de un ser querido ayuda a sobrellevar esta situación. Es imprescindible buscar las oportunidades que se presentan para el crecimiento, independientemente de lo agridulces que puedan resultar. Es importante esforzarse por crecer con esta experiencia.
Cosechar el fruto de la pérdida: La pérdida hace que revisemos nuestras prioridades vitales y podemos buscar oportunidades para aplicar lo que nos enseña en proyectos y relaciones futuras.
Centrarse en las propias convicciones religiosas: Se puede utilizar la pérdida como una oportunidad para revisar y renovar las creencias religiosas y filosóficas que ya se daban por supuestas; esto con la finalidad de buscar una espiritualidad más profunda.

REFERENCIAS:

Neimeyer, R. A. (2007). Aprender de la pérdida: una guía para afrontar el duelo. España: Paidós