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Testimonio de Daniella Jaëger

Mi nombre es Daniella Jaëger, tengo 32 años, nací en Ciudad de México y actualmente resido en Houston, Texas. Soy arquitecta y en proceso de terminar mi master en Historia y Reconstrucción del Arte.
Soy la hermana “cuate” de en medio, tengo 3 hermanos más.  Actualmente soy paciente de cáncer de seno con metástasis en riñón.

Mi momento relax del día era al amanecer salir a correr a la playa con mi perro, hacer yoga y mi taza de café. Comía saludable todos los días, cinco comidas diarias, nunca tuve ninguna enfermedad fuerte, era completamente saludable.
Mi vida cambió al momento en que mi mamá no terminó su remisión y se le detectó de nuevo  cáncer (en seno) en etapa de metástasis en varios puntos del cuerpo. Ahí supe que después de casi cinco años, tenía que luchar de nuevo al lado de ella. Mi mamá perdió la batalla el 7 de febrero del 2011.
Al saber que la mayoría de las mujeres en mi familia han tenido cáncer y debido a la combinación de genes (mi mamá brasileña y mi papá alemán) algo podía ocurrir, fue cuando mi hermana menor y yo fuimos a hacernos un estudio de genética para ver si éramos propensas a tener ésta enfermedad. La espera de resultados fue bastante difícil, no se puede describir tan fácil. Un martes nos habla el genetista y nos informa que en efecto las dos tenemos los genes de cáncer; mi hermana con solo BRCA1 y yo con los dos BRCA1 y BRCA2, mis opciones se dividían a casi nada. Era empezar un tratamiento temprano como prevención, una mastectomía radical o esperar a que llegara y ahí tomar la decisión.
Espere un mes para analizarlo con la cabeza fría y fue cuando me descubrí en mi auto exploración mensual dos bolitas en el seno izquierdo. Sin avisar a mi familia, fui con un doctor en Los Angeles, me hicieron los estudios pertinentes y de nuevo la espera, esa que te hace pensar muchas cosas, soluciones y términos.


El día 8 de mayo me hablan por teléfono y me dicen que ya están los resultados, que pasara al día siguiente por ellos, de preferencia acompañada de alguien. Le hablé a mi papá y viajó desde Chicago para estar conmigo ese día. Eran las 3:00 pm del 9 de mayo cuando me dan los resultados, así, frío y sin preocuparse de lo que uno puede llegar a sentir, “Daniella, tienes cáncer, está en etapa II-B” , sentí como mi cuerpo poco a poco se fue poniendo helado, como si inyectaran en el nitrógeno líquido. Mi papá solo me apretó la mano y no me la soltó hasta salir del consultorio.
En ese momento pensé “¿Y ahora qué voy a hacer?, ¿Qué sigue?”. Mi papá me dijo: “Somos familia y como tal vamos a luchar”… Dicen que los hermanos nacidos “cuates o gemelos” tienden a sentir lo que el otro esta sintiendo y es verdad. Mi hermano cuate, me hablo a las 3:40 pm para preguntarme si estaba bien, porque había sentido algo raro hacia un momento.


Le dije “tengo cáncer”. Me colgó el teléfono y me marcó una hora después diciendo que ya tenía mi boleto de avión a Houston y una cita en el MD Anderson Cancer Center en Houston.
Al llegar al hospital y ver todo lo dedicado al cáncer y entrar al pabellón de “Cancer de seno” fue cuando me quebré, hasta ese momento sentí que era real lo que me estaba pasando. Sin embargo, la gente dentro del hospital es tan amable y te dan todas las herramientas para sentirte lo más cómoda posible en un momento tan incómodo y perturbante  como éste.
Mi oncólogo me explicó que era lo que me pasaba, lo que me iba a pasar y qué teníamos que hacer, siempre habló en plural, lo cual, siempre me ha dado esperanza. Me explicó que mi cuerpo tenía que prepararse antes de recibir la quimioterapia, la cual iba a ser difícil, seis ciclos de cinco sesiones y al término de esto radiación. Todo iba a iniciar el día 6 de junio de 2011.


El día 4 de junio fue mi cita para ponerme el catéter por el cual iba a estar recibiendo la quimioterapia, y ya llega el 6 de junio e inició todo. Al ponerme la primer dosis sentí que todo se quemaba por dentro, ¡todo! Pero ver a mi papá sonriendo a mi lado, tomándome de la mano, me dio paz. Igual la enfermera que me la ponía, me hacía sentir que estaba en buenas manos.

Al día siguiente llegó una persona de una fundación que se encarga de cortarte el pelo para hacerte una peluca. El verme sin pelo, cuando siempre lo he tenido largo, fue algo muy impactante y hasta la fecha lo es. Trate de ponerme la peluca pero nunca funcionó, se me resbalaba y sentía que no era yo. Así que a usar pañoletas, gorros, y todo lo que podía cubrir debido al frío que me daban las quimios.

Llegaron las náuseas, vómitos, fríos, dolores, en si todos los efectos secundarios propios de la quimioterapia. Cada paso, mi familia estaba a mi lado, igual mis amigos, que a lo largo del camino del tratamiento he ido haciendo más.
En mi 3er ciclo de quimio, comencé a experimentar otras cosas, dolores de cabeza inusuales, visiones, etc, en pocas palabras creí que me estaba volviendo loca, y no, resultó ser que se había expandido a la cabeza y me tenían que operar. Cosa que desde un inicio querían evitar con el seno para evitar la propagación. ¡Qué ironía!
Entre a cirugía con tarjetas de memorama para ver que no iba perdiendo algún sentido, etc. Todo salió bien, pero yo en coma inducido para evitar cualquier problema de inflamación, etc. Debido a mi debilidad, entre en dos paros respiratorios durante el coma, pero ¡no me fui!
Me despertaron el 21 de agosto y fue cuando decidieron dejarme internada. Mi vida se volvió muy “hospitalaria” por así llamarlo. Desde ahí fue cuando todo el proceso se puso difícil, duro y me ha puesto a prueba en muchas cosas. Me puso a prueba sobre todo a mí, en mis creencias (soy budista), en mi vida, en mi entorno. Muchas veces pensé en dejar todo y tratar de vivir con buena calidad de vida, en lugar de una cantidad. De nuevo, mi familia y amigos han estado siempre ahí.


Entre todo este proceso ha habido muchas trabas, metástasis en más órganos, más cirugías, quimios, radioterapias, hormonoterapia, inmunoterapia. Un riñon, ovarios y matriz se han restado de mi cuerpo. Algo bueno que hice antes de empezar todo, fue congelar la mayor cantidad de óvulos posibles. 


He tratado cualquier cosa natural que el doctor me aprueba, jugos, comida, etc.  También el no dejar el yoga y la meditación me ha ayudado mucho a no estresarme de más, a tratar de manejar todo con una visión que me inculcaron desde niña: “TODO TIENE QUE PASAR”  y así será.  Pero mi fortaleza mayor es mi familia, sin ellos, no sé que haría, se han rapado para andar igual que yo, han hecho carreras, perdiendo días de trabajo para estar conmigo. También mi pareja, Héctor, ha estado al pié del cañon, ayudándome a llevar esto lo más ligero posible, a no asquearse cuando vomito, a no desesperarse conmigo cuando estoy de mal humor o demasiado sensible. Esas personas son la luz en este camino. Y mis amigos, siempre han estado ahí, cada paso, algunas veces los he desesperado o hartado, pero sé que siguen ahí, Paolo, Paco Saiso,  Marisol, Pam, Mireille, Agustín, Leo, Pemín, son los que me han escuchado llorar, gritar, querer dejar todo, aplaudido, regañado, alentado, reído conmigo. Y eso no se paga con nada y por eso los amo y siempre estaré agradecida. Los amigos no dejan que los amigos luchen solos contra el cáncer.

Hace un par de meses en Twitter hice un hashtag de #FuckCancer y por cada ReTweet se iba a donar dinero y lo recaudado se donó a la Asociación Americana de Cancer. Se juntaron más de 1,400 ReTweets en menos de 5 horas. Eso nos da a entender que a la gente realmente le importa que esta cochina enfermedad termine.


¿Cuál es mi expectativa de vida en este momento?  Sigo en quimioterapia, hormonoterapia e inmunoterapia y terapia psicológica individual  y en grupo. También debido a que sólo tengo ya un riñón y tiene cáncer, estoy en una “pseudo” diálisis, nada invasiva, pero que si ayuda.
¿En qué me ha cambiado el cáncer? Sigo siendo la misma persona, alegre, entregada, sólo que ahora ya no me quejo de cosas simples como normalmente hacía, sé que siempre habrá personas en una situación más difícil y complicada que la mía. Y tal vez si me volví un poco más intolerante a personas que se quejan de que no pudieron dormir o cosas como esas. También me molesta que me digan “animo Daniella !échale ganas!!!” digo, ánimo en una fiesta, y pues no estoy sentada esperando a que algo mágico llegue y cambié mi salud, ¿no?  Ahorita solo es vivir el presente, esforzarme al máximo para sacar al cáncer de mí.
Sé que mi mamá está orgullosa de mi lucha, sé que esto terminará pronto, sé que tendré hijos, aunque no sea de la forma tradicional, de igual forma llegarán, sé que terminaré mi master, sé que hare mi viaje a India y agradeceré a Buda personalmente, sé que soy fuerte y puedo más yo que el cáncer, sé que pronto me voy a reír de esta situación y sé que mi propósito en la vida es todavía hacer más cosas que le hagan bien a los demás y a mí.
Sé que el cáncer pronto será algo de lo que la gente ya no hable tanto, que dejara de ser el tema de una cena familiar porque un hijo, hermano, padre, madre o familiar cercano tiene cáncer. Sé que también la gente está tomando más conciencia de lo que es esta enfermedad y se está activando a participar en carreras, uniéndose a fundaciones, leyendo, informándose, y saber que no es una plaga, qué no es un castigo por algo malo que hiciste, que no es una burla o chiste y que tampoco es algo para tomar a la ligera.
Si mi caso logra que al menos una sola mujer se haga su auto exploración mensual y pueda detectarse alguna bolita o malformación en su seno a tiempo, sé que algo bien hice.
Somos más fuertes que el cáncer.


Daniella Jaëger
Twitter @danpookie

   

 

 

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